Hace una semana celebramos el aniversario del funesto ataque contra las bases de nuestra civilización cristiana y capitalista, aquel maléfico atentado contra el World Trade Center y otros símbolos de la bienamada nación norteamericana, entonces paradigma de las bondades mundiales. El atentado orquestado por los sarracenos dejó gran número de mártires, pero nos dio la excusa perfecta para limpiar de infieles este planeta y dejar constancia de que los buenos somos nosotros, y no esos moracos de mierda.
A pesar de los años que llevamos, la blandura de algunos de nuestros dirigentes (como el estulto presidente de nuestro país o el Kunta Kinte que ahora está en la Casa Blanca, mancillando la memoria de los Bush) no ha hecho que tengamos una victoria completa, y casi que ni parcial. Con lo sencillo que sería lanzar bombas atómicas contra los países islámicos... Podrían tomar nota del gabacho y cómo se las gasta con los zíngaros; qué gran ejemplo a seguir.
Encima, estos penosos dirigentes parecen abanderar que el islamismo es algo a respetar. ¡Menuda panda de descerebrados! ¿Pero cómo se puede decir algo así de la religión de semejantes paganos? ¿Es que no ven que adoran al ídolo, que nos van a llevar a la perdición porque profesan respeto a la imagen equivocada? ¡El único Dios válido es el nuestro!
Menos mal que de cuando en cuando aparecen figuras que velan por nuestro bien, el de los cristianos de pro, como el gran pastor Terry Jones, que puso sus masculinos atributos sobre la mesa (figuradamente hablando, claro) y dijo que iba a quemar unos cuantos ejemplares de ese pagano libro en el que los mahometanos basan su idolatría. ¡Qué gran acto habría sido! El reverendo Jones es alguien de costumbres admirables, que dice las verdades como puños y que no duda en exhibir sus pruebas de fuerza (incluyendo su hermoso revólver) para acallar la sinrazón de los que piden respeto para otras creencias.
Sin embargo, ha sido decepcionante ver que al final se ha retractado vilmente de su intención. Seguro que han sido todo presiones de esos malditos terroristas, que habrán declarado que son capaces de hacer atrocidades sobre él y sus acólitos, o del propio Kunta Kinte, o de la camarilla de dirigentes internacionales que no tienen el valor ni los cojones de poner a los moros y a su estúpida cultura en su sitio. Que me dejen a mí y a los míos, y ya verán como los ponemos en el sitio que hay que estar, quemándolos junto a ese libro que tanto aprecian.
Y otros, que se vayan preparando...
Biografía de dios
Hace 5 días