
La verdad es que hay que tener un buen par de diamantes para soltar esa mandanga y hacerse foto y todo. Y encima, se aprecia que se está despollando con lo que dice. La entrevista entera está en un pdf de la web (para que nadie diga que lo cuento como quiero) y, aunque pierde fuelle, tiene momentos brillantes como: "Una pulsera de diamantes es más cara que una de circonitas, pero claro, ahí está la diferencia". Brutal. La mujer confunde en el titular el miedo con el asco, pero con ese humor se le perdona todo.
En fin, esperemos que con éste y otros consejos útiles podamos salir de este bache y podamos volver a comprar cosas de diamantes y envalentonarnos en las tiendas de lujo para, por ejemplo, orinar en un rincón y limpiarnos con un Luis Vuitton (este pareado, gratis).
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