jueves, 9 de abril de 2015

Barbara Cartman, escritora

Como ustedes ya sabrán Barbara Cartman es una famosa escritora de novelas románticas. No es raro encontrar sus obras en las estanterías de los aeropuertos, ni en las manos de mujeres de todas las edades. Según las solapas de sus libros vive feliz en el campo con su marido y tres hijos, pero concede muy pocas entrevistas. Y hasta ahora todas eran por escrito.

Me costó mucho tiempo conseguir que su editorial me diera una entrevista en persona, y debo aclarar que no acudí con excesivo entusiasmo ya que por imperativos culturales (soy un varón) no había tenido el valor de conocer y apreciar tal estilo de narrativa. Sin embargo, dada la fama de la autora y la insistencia del New York Globe, acabé sentado en una cafetería, esperando la llegada de Barbara Cartman, que se presentaría a las 12 del mediodía portando su último gran éxito, "Despertares inolvidables".

Al principio pensé que se trataba de una broma, ya que la persona que se sentó frente a mi con ese libro era un hombre bastante grandote y calvo. Luego pensé que se trataba del típico autor con seudónimo. Acerté a la segunda.

"Verá, no puedo darle mi verdadero nombre, pero suelo firmar como Barbara Cartman."

La entrevista, pues, no giró en torno a su idílica vida en el campo con un marido y tres hijos, pero sí le pregunté acerca de cómo empezó a dedicarse a la literatura.

"Por terapia." Me respondió. "Mi tabajo me genera mucho estrés, estuve yendo a psicólogos y grupos de ayuda... Mis compañeros lo llevaban bastante bien porque son menos sensibles, y dado que me dedico a matar gente no podía darles detalles a los psicólogos... Sin embargo, escribir me libera. Cuando aprieto el gatillo la bala tarda un segundo en alcanzar el objetivo y tengo que quedarme mirando para ver aparecer la nube rosa alrededor de su cabeza, me resulta duro hacerlo, está muerto pero todavía no lo sabe, y luego llego a casa y lloro, me pongo un capítulo de una serie o una película de Meg Ryan, como mucho helado... Cuando escribo puedo ser una chica inocente, conocer un príncipe azul que me rescate. Es bonito, me identifico con mis lectoras, no somos tan diferentes. Tenemos sueños, ¿sabe?"

Yo removía el café con la cuchara, pensando en la mejor forma de continuar la entrevista. Y, admitámoslo, en excusas para acabarla cuanto antes. Le pregunté por su técnica para crear personajes.

"Reconozco que son un poco estereotipados y previsibles. No soy un gran lector. Cuando estás en Afganistán cavando zanjas no tienes mucho tiempo para leer, pero sí puedes conversar y filosofar. Mis compañeros son hombres rudos, me sirven de inspiración para algunos personajes, pero son gente sencilla. Son realmente planos. Yo tengo un alma más compleja, más femenina."

Reconocí que no había leído ninguno de sus libros, y me regaló el que llevaba.

"Creo que puede gustarle. Tiene un final feliz. Todas mis historias acaban bien."

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado Dr. Zayus, tras leer su breve entrevista a la entrañable persona que se halla tras el pseudónimo de Bárbara Cartman, no he podido resistir la tentación de añadir un comentario a la misma.

Coincidí con la Sra. Cartman (lógicamente mantendremos su verdadera identidad oculta) en un curso de macramé, al que fui también por terapia, recomendado por mi psicóloga.

Ser agente doble es muy duro, acabas por coger cariño a otros agentes antes de cortarles el cuello, y eso lo hace aún más difícil. Como al principio me resistí a ir a terapia, con el tiempo acabas convirtiéndome en asesino en serie… no entraré en más detalles. Tras varias carnicerías decidí pedir ayuda profesional, y me recomendaron hacer manualidades.

Durante el mencionado curso de macramé la Sra. Cartman y yo entablamos una gran amistad, tiene un gran talento para entender el alma femenina y sus necesidades afectivas.

Nuestra amistad continuó, hasta el punto de que en otro de los cursos que me recomendó la terapeuta tras una recaída (esta vez solo un par de muertos y no me comí sus intestinos, voy mejorando) aprendí a hacer crochet y le hice una funda para su amado fusil Walther WA 2000, al que quiere como a un hijo.

Me costó hacerle llegar la funda, puesto que las empresas de mensajería ponían problemas para que mi regalo llegara hasta Kunduz, en Afganistán por supuesto. Finalmente conseguí enviárselo gracias a mis contactos, y a un par de amenazas que no tuve que cumplir.

Hace poco me llegó una foto de la Sra. Cartman muy sonriente y con el fusil en la funda y que como ustedes comprenderán no hago pública por razones de seguridad.

Explorar el lado femenino a algunos de nosotros nos ayuda mucho, y no deberían de tomarse a la ligera el esfuerzo y talento que derrocha en sus libros nuestro amigo común, espero que disfrute con el libro que tan generosamente le regaló.

Reciba un cordial saludo.

Doctor Zayus dijo...

Si, como escribió Marinetti, "un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia" no cabe duda que la WA 2000 es más bella que la Venus de Milo.