Cuando una película se anuncia como "basada en hechos reales" las abuelas y marujas en general piensan "esta debe de ser buena". Veneran la realidad y la tele-realidad, el Gran Ermano, la prensa rosa, y los telefilmes con desgracias que siguen un esquema que les resulta familiar. Rechazan los noticiarios ("porque sólo cuentan cosas malas") aunque los siguen viendo, las películas de contenido social real y que no llevan ese letrero al principio, y la ficción como concepto abstracto.
Las marujas que tienen estudios leen best-sellers, y/o libros de auto-ayuda (Jorge Bucay, Paulo Coelho) . Por lo menos si hablan de la realidad, o presumen de ello. Rechazan la ficción pura. Si se leen algo como "El Código Da Vinci" necesitan que venga con una nota muy clara al comienzo que diga "Todo lo que se cuenta aquí está basado en hechos reales y todos los rituales y polladas descritas son reales". Eso hace rodar la bola de nieve, pican las primeras y el resto se suma al carro para poder hablar del libro del que todo el mundo habla. El palabro maruja no pretende ser misógino, es sólo que las mujeres leen más libros. Hay hombres marujos también, con sus ligeras diferencias; más reparos a la hora de admitir que siguen la prensa rosa, menos libros de auto-ayuda, pero similar empecinamiento en seguir la realidad y que no les hablen de cosas fantasiosas. Y lo bueno es que los tienen engañados.
Colección de tópicos: "Me siento inteligente", "Aprendo cosas", "Lo fantasioso es una pérdida de tiempo", "Es como viajar a sitios reales a los que no voy por falta de tiempo y dinero", "El libro es mejor que la película" (puede ser cierto, pero no deja de ser un tópico). Contradicciones: "Estas noticias me gustan porque hablan de gente (famosetes cuya vida no me influye), estas no me gustan porque hablan de otro tipo de gente (políticos cuyas decisiones influyen en mi vida, soy así de gilipollas)", "Esta película me gusta porque habla de una mujer violada con cáncer en EEUU, esta no me gusta porque habla del paro y la prostitución en España".
Claro, que luego resulta que estos libros los escribe gente que no tiene ni puta idea de lo que habla. Que a veces se dedica a plagiar. Gente que, como Dan Brown, ni siquiera es capaz de enviar un becario a una biblioteca a abrir una enciclopedia y fotocopiar el artículo dedicado al "gnosticismo" y en lugar de eso escriben lo que les venga bien en el momento. Es que ni siquiera se aprende leyendo a esta gente, es mejor la Wikipedia o el Google.
Sería un ejercicio de sinceridad admitir desde el principio que todo es novela. Que es ficción. Pero no lo hacen. Seguro que hay un editor muy listo (o editora muy lista) que sabe que su público demanda una etiqueta que le jure que hay un poquito de realidad en lo que van a leer, que no perderán su tiempo con ficciones. Esa es la actitud que me parece tan patética. Los clásicos de la novela son ficciones, desde siempre, y no pasa nada. El Julio César de Shakespeare no es el real, ni el MacBeth, ni Hamlet. Pero hablan de temas que son universales a todos los humanos en lugar de las gilipolleces que tratan sus best-sellers de parvularios.
Pero parece que hoy en día el mercado da la razón a estas gentes. Desde hace tiempo hay un filón en simular que la ficción tiene base real y tomarle el pelo a las marujonas. "Caballo de Troya" de J. J. Benítez pretende ser un testimonio real de viaje en el tiempo (!!!), todas las de Dan Brown pretenden basarse en datos reales, con Tom Clancy pretenden que vas a aprender sobre política mundial y sobre tecnologías militares... Si hasta "Expediente X" se presentaba al principio como "casos reales del FBI" en lugar de ciencia-ficción. Tal vez por eso tuvo éxito.
Tema aparte son las novelas históricas; Al leer "Yo, Claudio" uno espera aprender algo de Historia y lo consigue porque está realmente bien documentada, pero hoy en día llaman "novela histórica" a cualquier cosa que se ambiente en una época de la que el autor no se ha documentado y está llena de personajes ficticios (en "Yo, Claudio" sólo hay un personaje inventado), y para eso me leo "Los tres mosqueteros" que es de aventuras y en ningún momento pretende convencernos de lo bien documentada que está sobre el Cardenal Richelieu. El artificio literario de pretender que el autor se ha encontrado un pergamino medieval que cuenta una historia real es un artificio clásico, pero hoy en día se ha elevado a categoría de márketing.
En el otro extremo tenemos a frikis que sólo quieren ver cosas fantasiosas y olvidarse del mundo real. Podría meterme con ellos también, pero es que con esa frase ya está dicho todo. Por lo menos son más sinceros; todas las historias son ficción, sólo que algunas te quieren convencer de lo contrario y algunas personas quieren creérselo.
Biografía de dios
Hace 5 días
1 comentario:
Pero de los documentales, huyen como putas!
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